Muy bien, ya sabes que quieres opositar a museos, y a qué escala vas a optar. Ahora viene la inevitable pregunta. Bueno, más bien preguntas, en plural. ¿Me apunto a una academia? ¿Busco un temario para ir por mi cuenta? ¿Me vendrá bien un preparador? ¿Merecerá la pena? ¿Y a quén acudo? Y, la verdad, sólo hay una respuesta que podamos darte. Lo del preparador es como lo del confesor: el que le ayuda a uno, a otro le resulta insoportable. Sabemos que esto no te soluciona nada. Pero es que es la verdad. No todos tenemos las mismas circunstancias, la misma forma de estudiar, la misma manera de enfocar los temas, ni afrontamos igual la presión y la incertidumbre de una oposición. De manera que, el primer consejo que podemos darte es que te autoexamines, y veas si necesitas alguien que te marque los ritmos de estudio, o si, por el contrario, prefieres organizarte a tu manera. Es un primer paso para ayudarte a saber si de verdad necesitas un preparador. Al margen de esto, hay una serie de cosas que influyen en esta decisión, que iremos abordando a continuación. En primer lugar, salvo que tengas formación en Derecho, y te guste bucear en las diferentes normas que se incluyen en el temario, o tengas facilidad para estas cuestiones, necesitarás un temario "prefabricado" del bloque de Legislación. Alguno habrá que haya hecho sus propios temas, pero yo no lo conozco. Puedes pedírselo a alguien, si tienes la oportunidad, pero lo habitual es acudir a un preparador específico para esta sección del temario, porque, por lo general, a los historiadores del arte nos cuesta mucho llegar a dominarla, al menos al principio. Si tienes algún familiar o amigo que te desmenuce la Ley de Contratos del Sector Público, fetén, pero si no, plantéate buscar apoyo para esto. Otra cuestión es, en cambio, el resto del temario. Has de saber que los preparadores de Museología y Patrimonio no son los mismos que los de Legislación. En la mayoría de academias tienen profesores para ambas partes, pero el que realmente guía al opositor, el que le sigue paso a paso, es el de estas dos cuestiones. Y, salvo excepciones, no te van a dar el temario hecho, sino un guión para que seas tú quien busque la información y construyas tus propios temas. Esto, naturalmente, lleva muchísimo tiempo, pero se supone que así los temas son personales y "únicos". A la larga, todos los temas se parecen, porque no hay tantas academias y preparadores, pero es un poco la excusa. La clave es encontrar a alguien que te proporcione un esquema con amplia bibliografía especificada para cada cuestión, y que te ayude a discriminar lo importante de lo secundario. Sobre todo porque habrá temas de los que no tengas ni la más mínima idea, a los que te enfrentarás por primera vez en tu vida. Y, salvo que te guíen bien, perderás mucho tiempo intentando establecer una base para poder abarcarlo todo, y luego tratando de decidir qué incluyes y que obvias. El principal objetivo de acudir a un preparador, es, por tanto, obtener un temario actualizado, y aprender las técnicas correspondientes de cada examen, especialmente en el caso del ejercicio oral de Conservadores. Por tanto, podría ser una buena opción para comenzar, ya que te orientan y te introducen en este mundillo. Otra de las ventajas es que te ayudan a mantener un ritmo constante de estudio.Pero, ojo, esto del ritmo impuesto desde fuera no es bueno para todo el mundo, especialmente si el preparador no se adapta un poco a las circunstancias de cada uno. Porque no tiene sentido que te pidan un nivel muy alto al que nunca vas a llegar, porque compaginas la oposición con un trabajo, porque tienes hijos, o por cualquier otra cuestión, que son infinitas. Por ello, no pienses que la exigencia es un aliciente. Debes buscar alguien que te ayude, pero sin ponerte metas inalcanzables, lo que no tiene otro final que el desánimo y la frustración. Porque, además, por lo general, las academias se organizan en grupos, y aunque ya dijimos que no hay que compararse nunca con los demás, sabemos que no es nada fácil. Hay modalidades de clases muy variadas: presenciales, online, semanales, quincenales... Ahí, como siempre, cada uno elegirá la que más le convenga. Pero, sea como sea, para que te merezcan la pena el esfuerzo y la inversión económica, la academia debe ayudarte a progresar. Eres tú el que aprobará o no, pero el preparador puede ser un trampolín, o, por el contrario, un lastre. Si se limitan a decirte que tu tema "no está completo", pero no te orientan sobre medios concretos para mejorarlo, o que "está bien" porque cumple la plantilla, pero no ven dónde están tus carencias y qué necesitas, tú personalmente, para mejorar... no te sirve para nada. Es el momento de cambiar de preparador (pasa más de lo que piensas), o de seguir por tu cuenta (también relativamente frecuente). En resumen: no es obligatorio ir a una academia ni tener un preparador. En el caso de Legislación es muy aconsejable, pero si tienes otros medios para llegar al mismo fin, también vale. Y, si empiezas un poco pez, puede ayudarte ir también a una academia para la otra parte del temario. Pero, insistimos, sólo si te conviene y encuentras a quien te ayude de verdad. Y añadimos también que, cuando ya lleves tiempo preparando, y ya tengas los temas y el ritmo de estudio logrado, puedes estudiar por libre, especialmente durante los periodos que no hay convocatoria en curso y no se saben las fechas de examen, que son los más largos. Y, si te sientes más seguro, volver al preparador de cara al examen. O, incluso, preparar de manera independiente y apuntarte a los cursos intensivos que ofrecen algunas academias, y que son muy útiles para ponerse al día cuando llevas tiempo con esto, y también para hacer el "experimento" cuando estás empezando. Como es natural, no podemos recomendaros ninguna academia ni preparador en concreto. En primer lugar, porque no queremos hacer publicidad de nadie, sino ser independientes. Y además, porque iría en contra de lo que os hemos dicho de que cada uno debe encontrar, en este sentido, la horma de su zapato. ¿Solución? Busca algún amigo o conocido que esté relacionado con la cuestión, que conozca un poco tu modo de trabajo, y que te pueda orientar de forma lo más personalizada posible. Si no conoces a nadie del mundo "oposicionil", puedes recurrir a un profesor de la carrera, compañero de trabajo, o similar. Pero no te aconsejamos que vayas al primero que encuentres, y menos sin informarte muy bien de cómo trabajan, porque, como es lógico, querrán que te apuntes a sus clases. Con todo esto, queremos decir que no pienses que no lo vas a conseguir si no haces lo mismo que los demás. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, este camino es tuyo, y sólo tú puedes ir poniendo las baldosas.
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AutorTeresa Viada Gálvez, Licenciada en Historia del Arte por la École du Louvre, y Graduada en Historia por la Universidad Complutense. Con experiencia profesional en diferentes museos e instituciones culturales, conoce de primera mano los procesos selectivos para los Museos Estatales españoles. Archives
October 2022
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