Oferta de empleo que responde a la búsqueda con palabra clave "Historia del Arte": Beca de Secretariado. Requisitos: sin experiencia. Formación: entre otras carreras humanísticas, la que nos ocupa. Funciones: atención de llamadas de clientes internacionales, con dominio de herramientas ofimáticas y capacidad de trabajo, madurez, responsabilidad, discreción, compromiso y facilidad de integración en equipos de trabajo. Caso real, no me invento nada. Dejando a un lado el hecho de que una beca no es una oferta de empleo, y otros factores poco alagüeños, el hecho de que una empresa considere que para ocupar un puesto de secretaría no hace falta formación específica, y que la formación humanística va destinada a tratar con clientes, denota un claro desprecio hacia ambos sectores profesionales. Si un historiador del arte en busca de trabajo se topa con este tipo de ofertas (lo cual sucede con demasiada frecuencia, por desgracia) tiene varias opciones. En primer lugar, asumir la oferta como apta, puesto que existen circunstancias en las que es verdaderamente necesario un sueldo, y, al fin y al cabo, se trata de un empleo legal y perfectamente digno. Nada que objetar ante este tipo de decisiones, que nacen de planteamientos muy personales. Pero si, como es el caso, se trata de hacer valer la formación y las capacidades que otorga un título en Historia del Arte, habrá que sopesar otras posibilidades, que no incluyan únicamente un lamento estéril. En gran parte de las plataformas, aplicaciones o redes sociales de búsqueda de empleo existe una opción denominada "denunciar oferta", o algo muy similar. Lo habitual es que el sistema permita seleccionar varios motivos, desde las condiciones abusivas hasta el contenido fraudulento, aunque ninguno suele responder al hecho de que no se valore el perfil profesional del solicitante. Sin embargo, la categoría "otros" es, afortunadamente, un oportuno recuadro en blanco para exponer otro tipo de casuísticas. Y ahí es donde tiene cabida la labor individual. Personalmente, he rellenado en varias ocasiones dicho formulario con pequeños párrafos del tipo "la formación en Historia del Arte no corresponde con las funciones descritas en esta oferta", y argumentos por el estilo. Y, por toda respuesta, la generada automáticamente por el sistema informático, agradeciéndome mi comentario y prometiendo remitirlo al equipo correspondiente, que se ocupará de solucionar mi queja. Hasta hoy, ese ha sido todo el resultado. Me han seguido ofreciendo empleos que no responden de veras a mi formación, y ninguna empresa ni plataforma ha entrado en contacto conmigo para explicarme nada. Entiendo que mi denuncia es una entre un millón, pero quiero creer que si todo historiador del arte que llegara a este tipo de ofertas que no tienen en cuenta su valor profesional, y que no hacen más que contribuir a la falta de visibilidad y respeto hacia nuestro oficio, las denuncia en estos términos, el resultado sería diferente. Es posible que las empresas siguieran asumiendo nuestro perfil al de un secretariado o administrativo, pero a lo mejor las plataformas filtrarían con más atención la formación requerida para las funciones del puesto. En cualquier caso, si se nos ofrece esta posibilidad, creo que deberíamos aprovecharla. No ejerciendo este pequeño derecho, nadie quedaría ni siquiera advertido de nuestra presencia en el mercado laboral, ni de nuestros verdaderos intereses. Y, si todos protestamos, al menos quien procesa estos formularios quedará advertido, y aunque sólo sea por la importunidad, efectuará algún tipo de movimiento al respecto, que no sabemos dónde puede acabar. Sólo podrá ser efectivo si lo hacemos a gran escala, y aunamos esfuerzos individuales para que el resultado sea una acción colectiva. De modo que os animo a dejar constancia de vuestra indignación, que me imagino que será muy parecida a la mía ante este tipo de prejuicios y desconocimiento de nuestra preciosa y necesaria aportación profesional.
5 Comments
Soy historiadora del arte. Y estoy orgullosa de ello. Lo soy por vocación, porque siempre he pensado que, ya que me va a costar levantarme cada mañana para ir a trabajar, prefiero hacerlo para dedicarme a algo que me guste. Y, aunque al principio barajé otras opciones, todas relacionadas con las Humanidades, desde que la Historia del Arte como tal se coló en mi vida, decidí que nunca nada me había gustado tanto. Así que aquí estamos.
No descubro nada nuevo si digo que no es la profesión más valorada del mundo, por lo menos en España. Siempre supe que no iba a ser fácil desarrollar una carrera profesional centrada en ello, pero la verdad es que nunca pensé que iba a encontrar tanta indiferencia. Porque eso es lo que creo que desmoraliza a la mayoría de nosotros, y a los humanistas en general. Y por eso he creado esta página web, para limpiar el cristal esmerilado a través del que nos mira la sociedad. La mayoría ni siquiera sabe a qué nos dedicamos. Otros piensan que somos unos soñadores. Incluso alguno me ha dicho que si pensaba casarme con un hombre rico, y por eso estudiaba algo tan "inútil". Creo sinceramente que ha llegado el momento de hacer algo al respecto. Es cierto que en los últimos años he escrito sobre esta cuestión en otros lugares, pero con eso no basta, porque soy de la opinión de que debemos unirnos de alguna manera. Por ello, Winckelmann & Asociados pretende ser una plataforma para poner en común nuestras dificultades, estudiar posibles medios de abordarlas, y encontrar información práctica de utilidad. Las estructuras sociales necesitan a los historiadores del arte, aunque no lo sepan. Démonos a conocer. |
AutorTeresa Viada Gálvez, Licenciada en Historia del Arte por la École du Louvre, y Graduada en Historia por la Universidad Complutense. Con experiencia profesional en diferentes museos e instituciones culturales, conoce de primera mano los procesos selectivos para los Museos Estatales españoles. Archives
October 2022
Categories
All
|