El Ministerio de Cultura y Deporte ha publicado recientemente los Informes de Nuestros Museos (aquellos gestionados directamente por la Subdirección General de Museos), como ha hecho en los últimos años. Estas publicaciones son de gran utilidad para conocer la situación de los museos estatales, y darnos una visón más amplia de la realidad museística de nuestro país. En este caso, a nosotros lo que nos interesa especialmente es el informe "Nuestros Museos son profesionales", ya que recoge una serie de datos que nos hacen ver los puntos de mejora, y sobre todo, las carencias, que presenta este ámbito para los profesionales de la Historia del Arte. A continuación, expondremos algunos de ellos de manera somera, para poder arrojar algo de luz sobre lo que estas estadísticas significan a la hora de enfrentarse a la estabilidad y dignidad laboral de nuestro gremio. Para comenzar, diremos que los datos publicados corresponden al año 2020, por lo que, si bien es cierto que el último año ha supuesto una gran crisis a todos los niveles, no deja de serlo que el cambio será duradero y que arrostraremos sus consecuencias durante largo tiempo. Por ello, la información recogida no debe ser asumida como expresión de una realidad transitoria, sino más bien como un verdadero espejo de las nuevas circunstancias, que no tienen nada de efímero. Pues bien, ya de entrada sorprende que, sumando las plantillas de los 16 museos estatales, el número total de empleados sólo ascienda a 813 personas. Lo que nos hace pensar que los profesionales de estas instituciones están sobrecargados de trabajo, y que es preciso ampliar las contrataciones, especialmente si tenemos en cuenta que hay gran cantidad de profesionales de la cultura esperando que les den una oportunidad. Por otra parte, nos parece especialmente representativo de la situación actual el hecho de que, de todas las personas que trabajan en estos museos, sólo un 25% esté constituido por técnicos de museos (que son, a la larga, los que mayor responsabilidad tienen), frente al 60% que se dedican a la atención al visitante, y que, de hecho, ha aumentado en el último año. Por una parte, esta amplia diferencia se debe a la importancia del público en el planteamiento de las actividades y programas del museo. Sin embargo, a nuestro juicio, estos datos ilustran también una realidad no tan positiva. Como muchos de nosotros sabemos, la contratación de personal dedicado a servicios y atención al visitante es mayoritariamente de carácter externo, a través de empresas subcontratadas. Es decir, que gran parte de ese 60% de los empleados de nuestros museos se encuentran en una situación laboral precaria e inestable, y están además sobrecualificados para el empleo que realizan. No os desvelamos nada nuevo. ¿Quién de nosotros no conoce esta situación? Hay cientos (por no decir miles) de jóvenes profesionales de la Historia del Arte que, buscando comenzar una carrera museística, ha aceptado un empleo en las taquillas, el guardarropa o la tienda de un museo, a cambio de un sueldo bajo, unos horarios incompatibles con una vida personal y familiar sana, y sin posibilidad de aprovechar su formación y su potencial. En nuestra opinión, que haya pocas ofertas de empleo no constituye una excusa para seguir perpetuando este tipo de empleo indecente, sino todo lo contrario: se trata de ofrecer posibilidades dignas, en lo económico y en lo profesional, porque, de hecho, hay muchas tareas por realizar. Lo que falta es voluntad por parte de las instituciones para establecer convenios adecuados, o, aún mejor, para contratar directamente a su personal, sin descargar esta responsabilidad en empresas que no siempre ofrecen todas las garantías. En otras ocasiones hemos hablado de cómo formar parte de ese 25% afortunado que puede desarrollar su carrera profesional de una forma más estable, y sobre todo, más acorde al verdadero perfil de un profesional de la Historia del Arte que quiere trabajar en un museo. Sin embargo, en Winckelmann & Asociados no podemos olvidar que gran parte de nuestros compañeros que realizan su labor en muchos de nuestros museos están trabajando en unas condiciones que muchas veces les llevan a abandonar su ilusión y vocación profesional. Por eso, desde aquí os animamos a todos a que compartáis vuestras opiniones e iniciativas con nosotros, y con las personas de vuestro entorno, para dar visibilidad a una situación que no debe prolongarse. Además, os invitamos a denunciar este tipo de ofertas de empleo indignas, y explorar todas las posibilidades que los museos ofrecen para nuestro colectivo. Asimismo, hacemos un llamamiento a todos los responsables de estas instituciones y empresas, para que se hagan cargo de esta realidad, y que traten de aportar soluciones y vías de cambio. Estamos convencidos de que las hay, tan sólo hay que poner voluntad, un poco de innovación, y, sobre todo, ganas de trabajar por el bien común.
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En otras ocasiones hemos hablado aquí de por qué no nos gustan las ofertas de empleo que no se adecúan al verdadero perfil de los profesionales de la Historia del Arte, y de algunas de las actuaciones más básicas que se pueden realizar al respecto. Ahora, en relación con las últimas publicaciones de nuestro perfil en redes sociales, hemos puesto en marcha una campaña que agruparemos bajo el hagstag #trabajodelomíoHdA, en la que trataremos de paliar, en la medida de lo posible y con la colaboración de quien quiera participar, la abundancia de ofertas inadecuadas, que restan tiempo y desgastan a los historiadores del arte en busca de un empleo digno. Así, una de las primeras acciones que proponemos es la de escribir una carta, email, o mensaje de reclamación a las empresas que oferten estos puestos que no tengan en cuenta las funciones que podemos realizar, o con condiciones laborales insatisfactorias. El objetivo es que las empresas reciban el mayor número posible de estas comunicaciones, de modo que caigan en la cuenta de lo que supone esta realidad al conjunto de profesionales de la Historia del Arte, especialmente en lo que se refiere a que el hecho de que haya poco empleo para nosotros no implica que vayamos a aceptar cualquier cosa que nos ofrezcan, sólo porque esté mínimamente relacionado con nuestro campo. Para ello, lo ideal sería coordinar a quién dirigimos nuestras reclamaciones o qué oferta concreta las motiva, para que el impacto sea mayor. Por eso recomendamos seguir las sugerencias que iremos publicando, tanto en redes sociales como en nuestra web, que obtendremos de las ofertas de las que vayamos teniendo noticias, especialmente de las que nos comuniquéis vosotros, por lo que ponemos nuestro correo electrónico a vuestra disposición. Por supuesto, esto no impide que nadie actúe de forma independiente, y no siga nuestros pasos, ya que todo lo que se haga en favor de nuestra profesión, aporta algo positivo. Sin embargo, antes de empezar a escribir cartas sin ton ni son, os queremos dar algunas recomendaciones o consejos a tener en cuenta, que nos ayuden a enfocar esto de una manera adecuada y efectiva. Como siempre, vuestras ideas y aportaciones en este sentido son bienvenidas, así que os animamos a comentar y participar todo lo que queráis. Sin más, proponemos lo siguiente:
Una vez enviada nuestra reclamación, es posible que nunca obtengamos repuesta, o que la recibamos en unos términos que no nos convenzan. En cualquier caso, lo mínimo que habremos conseguido será dar a conocer la situación a una persona. Y, en el mejor de los casos, el gran número de cartas que escribamos conseguirá que una empresa se replantee las condiciones profesionales de sus trabajadores, en especial de los que son historiadores del arte, pero, a la larga, de todo el sector cultural y de Humanidades que tenga su empresa. Así que no tenemos mucho que perder, y bastante que ganar. Os animamos a todos a participar en esta campaña en la medida de vuestras posibilidades, compartiendo con nosotros las ofertas de empleo que no os resulten apropiadas, y la respuesta que recibís si redactáis una reclamación, exponiendo vuestras opiniones y argumentos con nosotros, las empresas, y también en las redes sociales, con vuestra familia y amigos y en vuestros círculos sociales y profesionales. ¡Todo lo que sea difusión, ayuda! Esperamos que esta campaña #trabajodelomíoHdA ayude a todos los profesionales, y que muchos de vosotros veáis mejorada vuestra situación laboral gracias a la colaboración de todos. Estamos a vuestra disposición en todos los canales que ya conocéis. ¡Gracias a todos por adelantado, y ojalá seamos muchos defendiendo la Historia del Arte! Oferta de empleo que responde a la búsqueda con palabra clave "Historia del Arte": Beca de Secretariado. Requisitos: sin experiencia. Formación: entre otras carreras humanísticas, la que nos ocupa. Funciones: atención de llamadas de clientes internacionales, con dominio de herramientas ofimáticas y capacidad de trabajo, madurez, responsabilidad, discreción, compromiso y facilidad de integración en equipos de trabajo. Caso real, no me invento nada. Dejando a un lado el hecho de que una beca no es una oferta de empleo, y otros factores poco alagüeños, el hecho de que una empresa considere que para ocupar un puesto de secretaría no hace falta formación específica, y que la formación humanística va destinada a tratar con clientes, denota un claro desprecio hacia ambos sectores profesionales. Si un historiador del arte en busca de trabajo se topa con este tipo de ofertas (lo cual sucede con demasiada frecuencia, por desgracia) tiene varias opciones. En primer lugar, asumir la oferta como apta, puesto que existen circunstancias en las que es verdaderamente necesario un sueldo, y, al fin y al cabo, se trata de un empleo legal y perfectamente digno. Nada que objetar ante este tipo de decisiones, que nacen de planteamientos muy personales. Pero si, como es el caso, se trata de hacer valer la formación y las capacidades que otorga un título en Historia del Arte, habrá que sopesar otras posibilidades, que no incluyan únicamente un lamento estéril. En gran parte de las plataformas, aplicaciones o redes sociales de búsqueda de empleo existe una opción denominada "denunciar oferta", o algo muy similar. Lo habitual es que el sistema permita seleccionar varios motivos, desde las condiciones abusivas hasta el contenido fraudulento, aunque ninguno suele responder al hecho de que no se valore el perfil profesional del solicitante. Sin embargo, la categoría "otros" es, afortunadamente, un oportuno recuadro en blanco para exponer otro tipo de casuísticas. Y ahí es donde tiene cabida la labor individual. Personalmente, he rellenado en varias ocasiones dicho formulario con pequeños párrafos del tipo "la formación en Historia del Arte no corresponde con las funciones descritas en esta oferta", y argumentos por el estilo. Y, por toda respuesta, la generada automáticamente por el sistema informático, agradeciéndome mi comentario y prometiendo remitirlo al equipo correspondiente, que se ocupará de solucionar mi queja. Hasta hoy, ese ha sido todo el resultado. Me han seguido ofreciendo empleos que no responden de veras a mi formación, y ninguna empresa ni plataforma ha entrado en contacto conmigo para explicarme nada. Entiendo que mi denuncia es una entre un millón, pero quiero creer que si todo historiador del arte que llegara a este tipo de ofertas que no tienen en cuenta su valor profesional, y que no hacen más que contribuir a la falta de visibilidad y respeto hacia nuestro oficio, las denuncia en estos términos, el resultado sería diferente. Es posible que las empresas siguieran asumiendo nuestro perfil al de un secretariado o administrativo, pero a lo mejor las plataformas filtrarían con más atención la formación requerida para las funciones del puesto. En cualquier caso, si se nos ofrece esta posibilidad, creo que deberíamos aprovecharla. No ejerciendo este pequeño derecho, nadie quedaría ni siquiera advertido de nuestra presencia en el mercado laboral, ni de nuestros verdaderos intereses. Y, si todos protestamos, al menos quien procesa estos formularios quedará advertido, y aunque sólo sea por la importunidad, efectuará algún tipo de movimiento al respecto, que no sabemos dónde puede acabar. Sólo podrá ser efectivo si lo hacemos a gran escala, y aunamos esfuerzos individuales para que el resultado sea una acción colectiva. De modo que os animo a dejar constancia de vuestra indignación, que me imagino que será muy parecida a la mía ante este tipo de prejuicios y desconocimiento de nuestra preciosa y necesaria aportación profesional. |
AutorTeresa Viada Gálvez, Licenciada en Historia del Arte por la École du Louvre, y Graduada en Historia por la Universidad Complutense. Con experiencia profesional en diferentes museos e instituciones culturales, conoce de primera mano los procesos selectivos para los Museos Estatales españoles. Archives
October 2022
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