Hablar con Montse te abre un panorama insospechado respecto a la Historia del Arte y a los caminos que pueden seguir los que se dedican a ello. En muchos sentidos, rompe con los moldes que la sociedad ha determinado para una nuestra profesión. Ella es el vivo ejemplo de que, a pesar de los obstáculos, sí se puede desarrollar una actividad como profesional de la Historia del Arte, y que, además, hay muchos más caminos de los que pensábamos. Sin embargo, no ha sido sencillo para ella alcanzar un equilibrio entre la vocación y la necesidad de mantenerse. Siempre tuvo claro que la Historia del Arte era su destino, y para poder materializarlo tuvo que compaginar los estudios con un empleo, como tantos otros jóvenes. Lejos de suponer un impedimento, esto resultó ser una gran oportunidad, ya que comenzó a conocer y adquirir experiencia en diversas instituciones culturales de Barcelona, desde Caixaforum hasta La Pedrera de Gaudí, pasando por otras muchas. Al hablar de ello, lo valora como un gran aprendizaje, ya que todas sus etapas han contribuido a enriquecer su trabajo vocacional, y finalmente ha logrado un equilibrio entre los dos mundos. Aunque eso no quiere decir que se haya acomodado, más bien al contrario. Y así, poco a poco, ha ido acumulando pequeños grandes logros que le han acercado a la meta, en un proceso que ella misma define como "un largo peregrinaje". Nos cuenta que en Cataluña es difícil trabajar en el ámbito de la gestión cultural y de los museos al margen de las empresas de subcontratación, ya que el modelo de gestión de las instituciones culturales suele ser el de un consorcio que aglutina a entidades privadas y a la administración pública. "De mis compañeros de promoción, sólo tres o cuatro han conseguido vivir directamente de la Historia del Arte", dice Montse, lo cual es ciertamente muy revelador. Ella consigue extraer aspectos positivos de su labor en este tipo de empresas, pero también cree que los empleados a veces trabajan en condiciones poco dignas. Muchos compañeros de profesión, por diversas circunstancias, sólo tienen acceso a este tipo de ofertas, pero ¿cómo saber si merece la pena aceptar un empleo de esta clase? "Al final, si te valoran o no, se reflejará en el salario", nos aconseja. Además de trabajar en este ámbito, Montse dirigió sus pasos hacia la investigación. Como muchos de nosotros, al finalizar la carrera se vio un poco perdida, ya que, a pesar de lo mucho que le gustó el estudio de la Historia del Arte, pensó que en la universidad se le dio un enfoque "poco práctico, ya que no te explican las opciones que tienes como profesional". Finalmente, fue la atracción por un tema concreto, al plantear su Trabajo Fin de Grado, lo que indicó un camino concreto: la investigación de la escultura funeraria del Cementerio de Montjuïc, y con el que descubrió lo que era verdaderamente para ella la Historia del Arte. El impulso que necesitaba para iniciar esta andadura lo encontró en una profesora, Mireia Freixa, que le "dio un empujón", y a la que agradece su apoyo, puesto que, como muchos jóvenes que se inician en el mundo profesional, necesitaba alguien que le guiara un poco. Y desde entonces, no ha parado de estudiar y difundir el patrimonio funerario, especialmente el catalán, lo que le ha llevado a presentar sus trabajos en revistas y en numerosos congresos, como en la Universidad Harokopio de Atenas. Además, todos estos proyectos le han brindado la oportunidad de conocer compañeros que se han convertido en amigos, especialmente Hugo García, Andrés Paredes Úbeda y Mercè Alabern Gómez. Sin embargo, no penséis que Montse está todo el día entre papeles y libros. Muy al contrario, le encanta el trabajo de campo, y siempre que puede visita diferentes necrópolis, donde ella ve no sólo piezas de catálogo, sino, sobre todo, grandes museos al aire libre. Y es que, al realizar su tarea de investigación, se dio cuenta de que este valioso acervo cultural no está bien conservado, restaurado, ni adecuadamente difundido. Esto terminó abriendo un nuevo itinerario que recorrer, y le animó a ampliar su formación cursando un Máster en Gestión Cultural, con el objetivo de realizar el proyecto final aplicando estos conocimientos al caso de los cementerios y su patrimonio. Además, Montse no ha perdido el tiempo y se ha puesto manos a la obra para que sus conocimientos teóricos tengan repercusiones prácticas. Junto con Dolores Lupiañez, una de las compañeras y amigas que mencionábamos antes, ha fundado el Grupo de Investigación y Difusión del Patrimonio Funerario, que reúne a profesionales que trabajaban en este ámbito de forma dispersa, dándoles voz y uniendo esfuerzos de todo los que trabajan en arte y cultura funeraria. En colaboración con la Red Iberoamericana de Valoración y Gestión de Cementerios Patrimoniales, creando así un grupo de trabajo que les permite llegar a la sociedad de manera más eficaz, y también romper el tabú que existe en la cultura actual en torno a lo funerario. No obstante, este no es el único frente en el que nuestra protagonista lucha por la valoración y el estudio de los cementerios y la escultura funeraria. También participa en iniciativas como Art Funerari, de la Universidad de Barcelona, y colabora en con la asociación de escultores ICRE, uniendo el arte del pasado con la labor de artistas contemporáneos. La riqueza de este amplísimo proyecto profesional le ha llevado a constatar que, en lo que a cementerios patrimoniales se refiere, existe un problema de gestión por parte de los Ayuntamientos. Montse opina que deberían gestionarse como museos, ya que atesoran un amplio conjunto histórico y cultural, que refleja nuestro pasado como lo hacen las colecciones de un museo. Cree que la correcta gestión cultural se basa en cuatro pilares: estudiar para conocer, aplicar una protección legislativa, conservar y restaurar, y difundir. Estos cuatro pilares se entrelazan, ya que, en realidad, nadie ama ni cuida lo que no conoce. Y cada uno de estos pasos deben ser dados por los profesionales correspondientes, ya que sólo así se garantizará la preservación de estos lugares para la sociedad actual y futura. Pero no acaba aquí su pasión por llevar el arte funerario a todos los ámbitos de la cultura, ya que no descarta la redacción de una novela con uno de estos cementerios como telón de fondo, reinterpretando la visión romántica tradicional y adaptándola al mundo de hoy. Como podéis intuir, Montse es una apasionada de su trabajo, y eso se nota cuando habla de ello. La emoción del descubrimiento de obras desconocidas, la pasión por la investigación, y el afán por compartir con todo el mundo la serena belleza del arte funerario son las notas más características de la larguísima y estimulante conversación que mantuvimos con Montse. Y también un profundo agradecimiento a su pareja, Xavier Seglar, por estar siempre en la sombra de todos los proyectos y especialmente en el trabajo de campo por los cementerios. Como final inspirador para los compañeros de oficio, nos quedamos con una frase que esta gran luchadora de la profesión de la Historia del Arte nos regaló: lo importante es "nunca tirar la toalla, porque las oportunidades están ahí". [Si quieres conocer más sobre Montse y su trayectoria profesional, haz click aquí].
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Amanda llegó a la Historia del Arte como resultado de la acumulación de varias circunstancias que podríamos llamar desafortunadas. Una mala profesora, una buena profesora, una apresurada preparación del examen de Selectividad... Todo ello hizo que se quedara con las ganas de profundizar y, como ella misma dice, "embelesarse" con las obras que desfilaban rápidamente entre los apuntes. Y tras preguntarse qué es la Historia del Arte en realidad, más allá de esa superficial lista de autores y obras, decidió que era un camino para ella. Un camino que le llevó a ampliar sus intereses y su labor profesional, ya que no se conformó con los conocimientos histórico-artísticos, sino que, al descubrir también el cine como forma de arte, decidió cerrar el círculo y estudiar también Comunicación Audiovisual. Lo cual terminó configurando su perfil profesional: comunicadora cultural, y, en especial, de proyectos teatrales. Lo suyo es escribir. Escribe sobre arte, cultura, cine y teatro, y podéis encontrar su firma en diferentes plataformas, como Proyecto Duas, o la compañía teatral [los números imaginarios], la productora teatral Bella Batalla o la revista Teatro Madrid. Al leer sus críticas y reseñas podréis percibir su seña de identidad: comunicar la cultura desde dentro, como una experiencia vivida en primera persona, y no como mera recapitulación de información. Es decir, está convencida de que los proyectos culturales precisan de profesionales que conozcan todo el proceso creativo y organizativo, para así poder transmitir al público todo lo que éstos tienen que ofrecer. Y es que para Amanda, la Historia del Arte supone un valor añadido a su profesión. Además de una base de la que partir, ella ve en el arte todo lo que puede aportar la humanidad como grupo, como comunidad. Lo cual cobra sentido precisamente al compartirlo, al ponerlo en común con otras personas y establecer un diálogo en el que se entrecrucen distintos puntos de vista. Esa apertura de mente del espectador hacia el arte, en su sentido más amplio, es la que persigue Amanda al comunicar el contenido cultural de los proyectos para los que trabaja. Precisamente ese espíritu humanista, y ese imaginario visual que se fueron conformando durante su primera etapa universitaria, son los que inspiran parte del trabajo de comunicación que ejerce gracias a su segunda carrera. Porque, como ella misma afirma, si el arte necesita de un impulso por parte del espectador, que le mueva a contemplar y experimentar distintas sensaciones ante la obra plástica, el teatro y el cine también. Para Amanda, todas esas disciplinas proporcionan diferentes vías de experimentación, y por ende, constituyen un medio de comunicación a través del tiempo y el espacio. Y, por otro lado, la planificación de la comunicación es, en demasiadas ocasiones, la última de las tareas que se llevan a cabo en este tipo de proyectos. Así, se pierde gran parte de ese contacto directo de la persona que va a difundir la obra con el discurso que quieren transmitir sus responsables, impidiendo o dificultando esa vivencia personal, esa inmersión, que ayude a comunicar el proyecto de una forma completa y atractiva. Porque, como ya hemos apuntado, Amanda cree que para comunicar bien, hay que meterse de lleno en el proyecto, con el corazón, para poder así transmitir todas sus implicaciones. Como nos ha dicho, muchas compañías no lo saben todavía, pero necesitan esta comunicación interna para poder llegar a la sociedad. Además, nuestra protagonista echa de menos un mayor número y frecuencia de actividades destinadas a implicar directamente al público o al espectador: encuentros con los equipos teatrales, mesas redondas, talleres, debates, etc. Para ella, la cultura y el teatro son algo activo, que tiene mucho que aportar como experiencia directa para quienes acuden a disfrutarla. Como no podía ser de otra forma, en nuestra conversación también abordamos la cuestión de la formación académica, y nos señalaba la conveniencia de que en los currículos de Historia del Arte se incluyan asignaturas relativas a la historia de las artes escénicas, como ya se hace con la historia del cine o de la música, por ejemplo. Porque, como todos sabemos, la Historia del Arte no es sólo arquitectura, pintura y escultura, sino que abarca infinitas manifestaciones creativas y culturales. También remarcaba la necesidad de romper con esa idea tradicional que parece dominar los planteamientos académicos con respecto a las salidas profesionales que derivan de la Historia del Arte. Como nosotros mismos señalamos en otras ocasiones, parece que se nos ha inculcado que sólo hay tres opciones: la enseñanza, la investigación, y la superación de un proceso de oposición. Y, como ella misma ejemplifica, la realidad es muy distinta, puesto que los campos de actuación que se nos brindan desde la Historia del Arte son casi tan variados como las personas que decidan hacer de ésta su profesión. Finalmente, al preguntarle por un consejo que tuviera que dar a los más jóvenes de nuestro gremio, Amanda nos dio dos recomendaciones. La primera, estudiar inglés. Y la segunda: "nunca trabajes gratis". Para conocer más sobre el trabajo de Amanda, haz click aquí.
Como seguro sabéis, no ha sido un año fácil para nadie. Pero, fieles a nuestra incansable tenacidad, los profesionales de la Historia del Arte hemos dado lo mejor de nosotros en este tiempo de incertidumbre, dolor y desasosiego. Con nuestro trabajo, hemos intentado, con más ilusión que nunca, que el arte sirviera de consuelo y vía de comunicación entre personas.
Muchos de nuestros compañeros han tenido que hacer borrón y cuenta nueva en sus planes profesionales, recomenzando de nuevo. Otros se enfrentan todavía a una puerta cerrada, esperando la ventana que se abra en su lugar. Algunos se han lanzado a la piscina con nuevos proyectos e ilusiones. Y todos, nos hemos adaptado a las circunstancias que se nos ofrecían, buscando nuevos medios de hacer llegar a la sociedad las maravillas que atesora nuestro patrimonio cultural. Hemos aprovechado este tiempo de forzosa espera para seguir formándonos, y profundizar en los conocimientos de nuestra disciplina y oficio, para poder seguir a la altura de lo que se espera de nosotros. De modo, que, como veis, necesitamos un poco de ayuda. Si podéis, de la que vais a Belén a adorar al Niño Jesús y le ofrecéis vuestros regalos, acordaos también de los profesionales de la Historia del Arte. Como el año pasado, hemos preguntado a nuestros colegas y compañeros, y escribimos en su nombre, comunicándoos sus deseos para el año que comienza. Con vuestro permiso, pasamos ahora a enumerarlas brevemente. Comenzamos por el deseo de Almudena, de Desconocidos del Arte, que pide que los jóvenes profesionales "que se inclinan por esta disciplina tan bonita y tan abandonada por parte de muchos" puedan tener voz en esta sociedad, creando una nueva generación que seguro que dará un futuro brillante a nuestra disciplina. Es un periodo de incertidumbre laboral para los más jóvenes, y la tentación del desaliento es más fuerte que nunca... Lo que nos recuerda la petición de Maribel, que es educadora de museos, y a quien le gustaría que hubiera más oportunidades laborales, pero de verdad, justas y sin precariedad, reflejando así que somos un sector profesional con todos los derechos. Empleando sus palabras, que existimos. La Asociación de Museólogos y Museógrafos de Andalucía también nos ha encargado que os pidamos algo. Les gustaría que el patrimonio fuera verdaderamente accesible, y que lo gestionen profesionales que hayan podido formarse adecuadamente. Ellos ponen toda su ilusión y lo que está en sus manos, pero les vendría bien un empujoncito... Ah, y también suspiran por una administración pública que haga un hueco a estas cuestiones. Otros compañeros ponen sus ojos en el futuro cultural de nuestro país, y así lo reflejan sus deseos. Muchos de ellos se refieren a la posición de los museos e instituciones culturales en las políticas públicas de recuperación económica y social. Porque, desgraciadamente, la mayoría de la financiación pública se destina a los sectores del cine y la danza, lo cual está muy bien, desde luego, pero algunos de nosotros, como Una Caja de Sorpresas, querríamos que el reparto fuera más equitativo. Finalmente, Yaiza desea que los estudiantes sigan teniendo un lugar en plataformas como la nuestra, y también que quienes no se han interesado nunca por el arte descubran lo mucho que significa para la vida de todos, y todo lo que puede aportar a la sociedad. Lo cual recoge, a nuestro modo de ver, la aspiración de la mayoría de los profesionales de la Historia del Arte: compartir la belleza, el consuelo y el crecimiento interior que lleva consigo el patrimonio histórico y cultural. Para eso estamos aquí, para tratar de hacer el mundo un poquito mejor para todos, a través de nuestro trabajo. Sólo pedimos que nos dejen realizarlo de una manera digna, y que se valore justamente nuestra labor. Y si vosotros, queridos Reyes Magos, podéis hacer algo para ayudarnos a superar los obstáculos a los que se enfrenta nuestro gremio, nosotros prometemos seguir esforzándonos por aportar lo mejor de nuestra disciplina, con nuestro buen hacer, cuidando y difundiendo nuestra herencia común. Así, procuraremos traer un poco de magia a este mundo a veces tan serio y preocupado por cifras y estadísticas, pero tan necesitado de contemplación y sencilla humanidad. Gracias de corazón, y hasta el año que viene, Winckelmann & Asociados, y todos los amantes de la Historia del Arte. |
AutorTeresa Viada Gálvez, Licenciada en Historia del Arte por la École du Louvre, y Graduada en Historia por la Universidad Complutense. Con experiencia profesional en diferentes museos e instituciones culturales, conoce de primera mano los procesos selectivos para los Museos Estatales españoles. Archives
October 2022
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