Según la encuesta que estamos realizando en Winckelmann & Asociados, la mitad de los historiadores del arte (un 49,6 %, para ser exactos) pensaban, al iniciar sus estudios, que su futuro profesional iba a ser mejor de lo que es hoy. En general, todos sabíamos que no iba a ser fácil encontrar trabajo, pero creo que no se nos pasó por la cabeza que fuera a ser tan difícil. Es cierto que, entre los participantes en la encuesta, el 65,7 % tiene un empleo (lo cual podría no considerarse un porcentaje tan bajo en el contexto de altos niveles de paro actual), pero de ellos, sólo un 39,6 % realiza una tarea directamente relacionada con la Historia del Arte. Lo cual nos parece insuficiente. Porque es cierto que la vida da muchas vueltas, y que a veces las circunstancias te llevan por derroteros insospechados, pero lo natural es que uno trabaje en aquello para lo que se ha formado. Porque nuestra disciplina no es sólo un conjunto de conocimientos teóricos, sino también una capacitación profesional con distintos perfiles y aplicaciones prácticas, como ya hemos argumentado en otra publicación. De modo que cada uno lucha en lo que puede y en lo que le dejan. Hay batallas para todos los gustos: envío exhaustivo de curricula, participación en proyectos varios, una concatenación de becas, oposiciones a museo o a maestro, la carrera de obstáculos por una plaza en la universidad, la creación de empresas propias... El problema viene cuando se deja de luchar. Y decimos esto porque, entre los datos que han revelado las preguntas de nuestra encuesta, hay uno que nos resulta especialmente desalentador: de los participantes que están buscando empleo, el 22,6 % ha respondido que no lo busca como Historiador del Arte. Es verdad que los puestos que nos ofrecen no suelen ser lucrativos (en muchos casos ni siquiera proporcionan una mínima estabilidad económica). Pero el caso es que la mayoría de las repuestas razonadas a esta pregunta no están relacionadas con el ámbito económico, sino más bien con el hartazgo y la falta oportunidades. De hecho, la frase que mejor refleja los pensamientos generalizados sobre esa cuestión es una de las consignadas por alguno de los participantes: "Porque considero que es básicamente imposible". Esta persona ha abandonado la idea de trabajar en aquello que quería y para lo que estaba preparada. La falta de ofertas dignas y adecuadas a la formación de un profesional de la Historia del Arte hace que muchos se rindan. Es, naturalmente, una opción personal, en base a motivos de todo tipo. Pero cuando alguien se rinde, por lo general, es un poco menos feliz. A veces es el momento de dejar de intentarlo, porque las circunstancias así lo exigen, y porque hay otras prioridades, pero no nos parece justo que tanta gente deba desistir de ejercer su vocación sólo porque la sociedad cree que no es necesaria, y se empeña en demostrárselo y ponérselo aún más difícil. Por eso, desde Winckelmann & Asociados nos proponemos ofrecer todas las herramientas posibles para que los profesionales de la Historia del Arte encuentren un trabajo digno de forma más sencilla, y sobre todo, crear una red de información y recursos, además de dar visibilidad social a nuestra profesión y reclamar nuestro derecho a un ejercicio profesional estable. Nos gustaría que nuestro proyecto sirviera para que nadie tenga tenga decirse a sí mismo: "es imposible". Por ello, animamos a todos los profesionales de la Historia del Arte, y a toda persona que comparta nuestros planteamientos, a participar activamente, comentando, informando y compartiendo contenido, a través de esta página web, en nuestra sección de contacto, o en nuestro perfil de redes sociales. Sólo lograremos que la sociedad y las empresas nos tengan en cuenta si nos unimos y hablamos abiertamente, cada uno desde donde esté y con sus medios, de nuestra profesión y de los problemas a los que hacemos frente.
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Las redes sociales se han convertido, para bien o para mal, en la ventana y el espejo del individuo hacia la sociedad. Desde nuestros perfiles miramos el mundo, y en ellos nos autorretratamos, de manera más o menos realista o idealizada, según el propósito de cada uno. El caso es que nos hemos dado cuenta de que en muchos de los perfiles personales públicos se puede leer: "Fulanito de Tal. Informático y amante de los perros", "Menganita de Cual. Arquitecta y foodie". Por ejemplo. Parece que esta gente está muy orgullosa de su profesión, e imaginamos que no sin razón. Abogados, médicos, profesores, diseñadores, economistas, gerentes de hotel... Si todos ellos pueden hacer de su oficio y formación una seña de identidad en esa realidad paralera de las redes sociales digitales, ¿por qué no los historiadores del Arte? Es verdad que, el perfil de Winckelmann & Asociados en Instagram podemos ver que muchos de nuestros seguidores se definen como profesionales de la Historia del Arte, pero nos gustaría que (independientemente de que nos sigan o no), los que pertenecemos al gremio demos visibilidad a nuestra profesión. Es una manera muy sencilla de decir al mundo que existimos, que estamos aquí, y que desarrollamos una labor profesional necesaria. Es una forma asequible de decir que, hayamos tenido la suerte o no de poder dedicarnos a lo nuestro, amamos el Arte en sus múltiples formas, y que no somos sólo un grupo de idealistas amantes de la belleza, sino profesionales formados y capacitados, con mucho que aportar a la sociedad en la que vivimos y trabajamos. Por eso, desde Winckelmann & Asociados animamos a todos aquellos que se consideren historiadores del arte a definirse como tal en sus perfiles digitales, independientemente de la tarea profesional que realicen, para dar así visibilidad a nuestro colectivo, y poder señalar la versatilidad de nuestro perfil profesional. Somos Winckelmann & Asociados, y nos tomamos la libertad de escribiros en nombre de los profesionales de la Historia del Arte, que andamos un poco necesitados de vuestra ayuda para poder trabajar como Dios manda. Creemos que, en general, nos hemos portado bastante bien. Hemos luchado por obtener un lugar en este mundo que no siempre sabe apreciar la belleza y los muchos valores que nosotros encontramos en la Historia del Arte. A veces pensamos que tanta prisa por tener más dificulta un poco nuestra labor. Por eso os mostramos aquí algunas de nuestras aspiraciones de manera colectiva, que hemos recogido a través de nuestro perfil en redes sociales. Pueden parecer sueños imposibles, pero vosotros sois magos, además de sabios, y la ilusión y el conocimiento también forman parte de nuestra profesión. Y, también, nos gustaría que tuviérais en cuenta que, a lo largo del año, hemos hecho de todo para lograr alcanzar nuestras metas: muchos de nosotros acaban de terminar su formación universitaria, después de años de esfuerzo. Otros seguimos estudiando para poder lograr una plaza en un museo, en una larga carrera de fondo. Hay algunos que continúan especializándose en las diversas ramas de nuestra profesión, en cursos y títulos de lo más variopinto. Hemos continuado investigando, descubriendo, escribiendo y hablando sobre arte, que es lo que más nos apasiona del mundo. Y, sobre todo, hemos estado buscando nuestra forma de compartirlo con el mundo, con los más cercanos y con los que viven al otro lado del planeta. Cada uno de nosotros sigue su camino, paso a paso, sin desfallecer. Pero necesitamos, como os hemos dicho, que nos echéis un cable, por así decirlo. Nosotros ponemos lo que está en nuestras manos, pero hay cosas que se nos escapan. Os contamos algunas de ellas a continuación. En primer lugar, la unidad de todos los que formamos el gremio de los Historiadores del Arte, que, como dice flor.braca, es algo necesario para poder "mostrar a todas las personas las maravillas del arte". Somos muchos, más de los que creemos, y si nos unimos para cumplir objetivos comunes, cada uno desde su sitio, lograremos facilitar el camino y que por fin la sociedad se dé cuenta de todo lo que podemos aportar. Esto va muy unido a la petición de chaberg14, que quiere que se nos tenga más en cuenta en el mercado laboral, ya que hay pocas ofertas de empleo para nosotros, y las que hay no son adecuadas a nuestra formación ni a las funciones que estamos capacitados para realizar. Sólo pedimos trabajar en aquello para lo que hemos estudiado, sin tener que aceptar malas condiciones sólo porque es lo único que se nos ofrece, y que se nos conceda una oportunidad de poner en marcha nuestra vocación profesional. Y precisamente eso es lo que desea susanaalcaire, que la pasión por el arte sea un criterio con más peso que la experiencia a la hora de elegir un candidato para un puesto de trabajo. Como dice ella, es algo que se lleva dentro, y ese amor por nuestro oficio es más que suficiente para adquirir luego las destrezas necesarias en la labor concreta a realizar. Por el contrario, si uno hace algo que no le gusta, es más difícil que lo haga bien... nosotros tenemos entusiasmo de sobra, sólo necesitamos que nos den una oportunidad para demostrarlo. Por su parte, a cajasorpresasarte le gustaría que la sociedad supiera que valemos para mucho más que para dar clase de aquello que hemos estudiado. Y es verdad que existe el prejuicio generalizado de que la Historia del Arte no tiene aplicación práctica, más allá de comunicar el relato histórico de la evolución de los estilos. Y no es verdad. Podemos hacer mucho más, y sí hay un lugar profesional para nosotros, sólo que el mundo aún no lo sabe. En esto juegan también un papel importante las instituciones y las administraciones, como nos ha recordado cuadrosexpo, que querría que los políticos fueran más humanistas, y que decidieran fomentar el arte con menos impuestos y más formación en las escuelas. Y es verdad que, por mucho que cada uno de nosotros pueda hacer por separado, o a través de asociaciones y colegios, es necesario que las estructuras sociales nos ofrezcan un apoyo, una base sobre la que poder desarrollar nuestro trabajo. Por ello, nos gustaría que la educación humanística y cultural fuera una de las demandas sociales, y que se facilitaran estos estudios, a todos los niveles. Será la única forma de apreciarlo, puesto que nadie ama lo que no conoce. Y, finalmente, a nosotros, Winckelmann & Asociados, querríamos pediros que nuestro proyecto sea capaz de ayudar a todos los profesionales de la Historia del Arte, haciéndoles saber que la unión hace la fuerza, que cada uno tiene un papel que desempeñar en esta gran misión de dar visibilidad a nuestra profesión, y que ayudándonos unos a otros facilitamos nuestro propio camino. Sabemos que a lo mejor no podéis cumplir nuestros deseos exactamente como imaginamos, pero contamos con que lo contéis por allí arriba, y que todos los mecanismos mágicos que hacen rodar la máquina que produce lo que aquí llamamos suerte, oportunidad, providencia, inspiración, voluntad y éxito se pongan en marcha. Suponemos que esto llevará algo de tiempo, pero somos gente paciente... aunque tampoco os durmáis en los laureles, por favor. Por nuestra parte, prometemos seguir luchando para que el mundo sepa lo que podemos aportar, a pesar de los obstáculos y el ocasional desánimo, manteniendo siempre encendida una lucecita de esperanza y de ilusión, y cómo no, de amor por lo que hacemos. |
AutorTeresa Viada Gálvez, Licenciada en Historia del Arte por la École du Louvre, y Graduada en Historia por la Universidad Complutense. Con experiencia profesional en diferentes museos e instituciones culturales, conoce de primera mano los procesos selectivos para los Museos Estatales españoles. Archives
October 2022
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