Por mucho que se empeñen algunos, sentimos llevarles la contraria: no somos expertos en arte. Y nunca lo seremos. Y esta tajante afirmación viene a cuento porque últimamente estamos viendo artículos, publicaciones, reportajes y noticias varias en las que se afirma que Fulanito de Tal, Experto en Arte, ha hecho esto o aquello. O que Mari Pili Mindundi, Experta en Arte, ha comisariado tal muestra. Y resulta que ambos poseen un flamante título universitario en Historia del Arte. Por lo tanto, Fulanito es Historiador del Arte. Y Mari Pili es Historiadora del Arte. Y todos nosotros somos profesionales de la Historia del Arte. Parece una clase de gramática española, pero queremos recalcarlo. Y más ahora que existe el Título de Experto Universitario en infinidad de profesiones y oficios, como una forma más de especialización. El problema es que esta modalidad académica tiene una duración máxima de un año, con una carga lectiva de 20 a 40 créditos ECTS, cuando un Grado Universitario equivale a 240 de los mismos créditos. Y, a nuestro juicio, lo que capacita a una persona como profesional de la Historia del Arte es una formación superior, que otorgue los conocimientos y aptitudes necesarias para ejercer como tal. No un curso, por mucho que uno sea un apasionado del arte, e incluso en ocasiones se le permita, erróneamente, ejercer labores propias de un auténtico historiador del arte. Asimismo, volvemos a argumentar que si otras profesiones reciben una denominación adecuada a su formación, y con ello el reconocimiento social implícito, ¿qué hay de diferente en nuestro caso? Es decir, si un abogado es abogado, y no "experto en derecho" (que, obviamente, lo es), ¿por qué un historiador del arte no es apelado como tal? Si uno va al hospital, y le dicen que quien le va atender es "experto en medicina", uno preguntará, con cierta inquietud: "Pero... ¿no es médico?". Lo mismo puede decirse de los carpinteros, maestros, arquitectos, fontaneros, bioquímicos... Queremos profesionales, no expertos. Y al igual que en dichos casos, nuestra profesión tiene un nombre (maravilloso, por cierto), de modo que empleémoslo. Si no nos miramos a nosotros mismos con el respeto que merecen nuestros esfuerzos, no podremos pretender que la imagen que ve la sociedad sea la que responda a la auténtica valía de nuestro trabajo. Por ello, como defensores de nuestro oficio, nos parece oportuno llamar la atención sobre este punto. Por una parte, reclamamos, una vez más, que únicamente una persona con la adecuada formación en Historia del Arte debería ejercer las funciones que derivan de dicha disciplina, y consideramos que un mero título de Experto Universitario en Historia del Arte (o asimilados) no capacita por sí mismo para el ejercicio de nuestra profesión. Y por otro lado, os instamos a que, en el desarrollo de vuestra tarea como historiadores del arte, demandéis que os definan como tal, en orden a dar valor y contenido a nuestra labor profesional.
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AutorTeresa Viada Gálvez, Licenciada en Historia del Arte por la École du Louvre, y Graduada en Historia por la Universidad Complutense. Con experiencia profesional en diferentes museos e instituciones culturales, conoce de primera mano los procesos selectivos para los Museos Estatales españoles. Archives
October 2022
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