Amanda llegó a la Historia del Arte como resultado de la acumulación de varias circunstancias que podríamos llamar desafortunadas. Una mala profesora, una buena profesora, una apresurada preparación del examen de Selectividad... Todo ello hizo que se quedara con las ganas de profundizar y, como ella misma dice, "embelesarse" con las obras que desfilaban rápidamente entre los apuntes. Y tras preguntarse qué es la Historia del Arte en realidad, más allá de esa superficial lista de autores y obras, decidió que era un camino para ella. Un camino que le llevó a ampliar sus intereses y su labor profesional, ya que no se conformó con los conocimientos histórico-artísticos, sino que, al descubrir también el cine como forma de arte, decidió cerrar el círculo y estudiar también Comunicación Audiovisual. Lo cual terminó configurando su perfil profesional: comunicadora cultural, y, en especial, de proyectos teatrales. Lo suyo es escribir. Escribe sobre arte, cultura, cine y teatro, y podéis encontrar su firma en diferentes plataformas, como Proyecto Duas, o la compañía teatral [los números imaginarios], la productora teatral Bella Batalla o la revista Teatro Madrid. Al leer sus críticas y reseñas podréis percibir su seña de identidad: comunicar la cultura desde dentro, como una experiencia vivida en primera persona, y no como mera recapitulación de información. Es decir, está convencida de que los proyectos culturales precisan de profesionales que conozcan todo el proceso creativo y organizativo, para así poder transmitir al público todo lo que éstos tienen que ofrecer. Y es que para Amanda, la Historia del Arte supone un valor añadido a su profesión. Además de una base de la que partir, ella ve en el arte todo lo que puede aportar la humanidad como grupo, como comunidad. Lo cual cobra sentido precisamente al compartirlo, al ponerlo en común con otras personas y establecer un diálogo en el que se entrecrucen distintos puntos de vista. Esa apertura de mente del espectador hacia el arte, en su sentido más amplio, es la que persigue Amanda al comunicar el contenido cultural de los proyectos para los que trabaja. Precisamente ese espíritu humanista, y ese imaginario visual que se fueron conformando durante su primera etapa universitaria, son los que inspiran parte del trabajo de comunicación que ejerce gracias a su segunda carrera. Porque, como ella misma afirma, si el arte necesita de un impulso por parte del espectador, que le mueva a contemplar y experimentar distintas sensaciones ante la obra plástica, el teatro y el cine también. Para Amanda, todas esas disciplinas proporcionan diferentes vías de experimentación, y por ende, constituyen un medio de comunicación a través del tiempo y el espacio. Y, por otro lado, la planificación de la comunicación es, en demasiadas ocasiones, la última de las tareas que se llevan a cabo en este tipo de proyectos. Así, se pierde gran parte de ese contacto directo de la persona que va a difundir la obra con el discurso que quieren transmitir sus responsables, impidiendo o dificultando esa vivencia personal, esa inmersión, que ayude a comunicar el proyecto de una forma completa y atractiva. Porque, como ya hemos apuntado, Amanda cree que para comunicar bien, hay que meterse de lleno en el proyecto, con el corazón, para poder así transmitir todas sus implicaciones. Como nos ha dicho, muchas compañías no lo saben todavía, pero necesitan esta comunicación interna para poder llegar a la sociedad. Además, nuestra protagonista echa de menos un mayor número y frecuencia de actividades destinadas a implicar directamente al público o al espectador: encuentros con los equipos teatrales, mesas redondas, talleres, debates, etc. Para ella, la cultura y el teatro son algo activo, que tiene mucho que aportar como experiencia directa para quienes acuden a disfrutarla. Como no podía ser de otra forma, en nuestra conversación también abordamos la cuestión de la formación académica, y nos señalaba la conveniencia de que en los currículos de Historia del Arte se incluyan asignaturas relativas a la historia de las artes escénicas, como ya se hace con la historia del cine o de la música, por ejemplo. Porque, como todos sabemos, la Historia del Arte no es sólo arquitectura, pintura y escultura, sino que abarca infinitas manifestaciones creativas y culturales. También remarcaba la necesidad de romper con esa idea tradicional que parece dominar los planteamientos académicos con respecto a las salidas profesionales que derivan de la Historia del Arte. Como nosotros mismos señalamos en otras ocasiones, parece que se nos ha inculcado que sólo hay tres opciones: la enseñanza, la investigación, y la superación de un proceso de oposición. Y, como ella misma ejemplifica, la realidad es muy distinta, puesto que los campos de actuación que se nos brindan desde la Historia del Arte son casi tan variados como las personas que decidan hacer de ésta su profesión. Finalmente, al preguntarle por un consejo que tuviera que dar a los más jóvenes de nuestro gremio, Amanda nos dio dos recomendaciones. La primera, estudiar inglés. Y la segunda: "nunca trabajes gratis". Para conocer más sobre el trabajo de Amanda, haz click aquí.
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AutorTeresa Viada Gálvez, Licenciada en Historia del Arte por la École du Louvre, y Graduada en Historia por la Universidad Complutense. Con experiencia profesional en diferentes museos e instituciones culturales, conoce de primera mano los procesos selectivos para los Museos Estatales españoles. Archives
October 2022
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