Sabemos que la estabilidad no es nada habitual en la profesión de la Historia del Arte. Entre nosotros hay, como en todo gremio, un poco de todo, pero por lo general, no nos hacemos millonarios con esto, y solemos estar a merced de los cambios sociales y económicos. Por eso, en esta época de crisis laboral, financiera y presupuestaria, muchos de nosotros nos hacemos la siguiente pregunta: ¿y si oposito a museos? El hecho de conseguir una plaza en los cuerpos de Conservadores, Ayudantes o Auxiliares de Museos presenta, a primera vista, una doble ventaja: la más evidente, un empleo fijo, y la segunda, que, a día de hoy, es casi la única manera de trabajar de forma digna y estable en un museo en nuestro país. Porque, no nos engañemos, salvo que uno tenga mucha suerte, buenos contactos, o se encuentre en el lugar apropiado en el momento oportuno, no hay grandes perspectivas de trabajar directamente como profesional de la Historia del Arte en una institución museística en España. Y, como muchos de nuestros compañeros nos han preguntado sobre esta opción, hemos decidido no aportar únicamente nuestro punto de vista, sino también el de otros opositores a museos, que nos han contado su experiencia y consejos. A continuación iremos exponiendo la realidad de lo que supone decidirse a dar este paso, con lo bueno y lo malo que ello tiene. Y, como son muchos aspectos a tratar, hemos decidido hacerlo por entregas. Así, comenzamos por abordar uno de los ámbitos fundamentales de lo que supone opositar: el aspecto personal. Porque, si te estás planteando opositar, ten por segura una cosa: tu vida va cambiar. Independientemente de si logras la plaza o no, del tiempo que le dediques, del método de estudio que sigas, si te decides a ello definitivamente, no vas a seguir viviendo como hasta ahora. Y eso es, desde nuestra experiencia personal de varios años, lo primero que has de tener en cuenta. Porque, para bien o para mal, tus prioridades van a cambiar mucho. Y te adelantamos que habrá mucha gente que no lo entienda, que te presionará para que sigas haciendo lo mismo de antes, y que no te ayudará, sino que añadirá más presión a la que ya tengas. Esto les sucede a todos los opositores, no sólo a los que quieren trabajar en un museo, evidentemente. Por otro lado, lo bueno que tiene este proceso que experimentará tu vida personal, es que será un filtro natural para ayudarte a apreciar quién es verdaderamente amigo y persona imprescindible en tu vida, y quién no. Por eso te aconsejamos una cosa a este respecto: establece varios grupos de personas, familiares y amigos, que consideres tu apoyo y prioridad en la vida. Y a ésos no los dejes. Ponlos por encima de todo, menos de tus exámenes, que serán lo único que de verdad no dependerá de ti. Pero, con sentido común, resérvales tiempo y busca formas de disfrutar de su compañía. En lo que se refiere a las emociones, la oposición es una montaña rusa, y vas a necesitar un puerto seguro al que volver: tu familia y los amigos de verdad. El resto, aunque suene drástico decirlo así, sobra. Porque, otra cosa de la que te das cuenta, es que el mundo no se para porque tú oposites. Tu familia sigue necesitándote, tus padres siguen haciéndose mayores, tus hijos siguen creciendo, tus amigos siguen teniendo problemas, y tus primos siguen casándose. Sigue habiendo domingos, Navidad y fiestas de cumpleaños. Dependerá de tu método de estudio, pero hay cosas que no deberías perderte porque oposites. Sólo tienes una vida, incluso para lograr una plaza. Puede ser un camino largo, y necesitarás experimentar que estás vivo, no sólo que estudias unos temas. Recuerda que no eres un disco duro, eres, ante todo, una persona. Y en esto, te vamos a hacer dos recomendaciones vitales para no "explotar", en esos días que parece que todo se va de su sitio: ten paciencia contigo mismo, y nunca, repetimos, nunca, te compares con nadie. Cada uno tiene sus circunstancias, sus prioridades, sus carencias y sus buenas disposiciones para una materias u otras. Si tu momento tiene que llegar, llegará, tarde o temprano. Potencia lo que te diferencia, porque, aunque puede que no cantes los temas con tanta soltura como tus compañeros, tienes algo que te hace resaltar entre los "papagallos". Conócete, no pretendas ser como los demás, porque la plaza la conseguirás tú, no tu preparador ni tus compañeros. En definitiva, antes de plantearte cuestiones prácticas, como el número de plazas, si apuntarte a una academia, si prepararlo todo o sólo una de las opciones... creemos que es conveniente que te plantees que, si te decides a opositar a museos, te enfrentas, probablemente, a una larga carrera de obstáculos, que pondrá patas arriba tu vida. Porque, incluso si tienes suerte y sacas la mejor nota a la primera, te verás obligado a recolocar tus prioridades actuales. Por eso, en nuestra opinión, has de tener muy claro por qué quieres hacerlo, y qué estás dispuesto a sacrificar por ello. Porque sólo si amas mucho la meta, el esfuerzo de la carrera merecerá la pena.
0 Comments
Leave a Reply. |
AutorTeresa Viada Gálvez, Licenciada en Historia del Arte por la École du Louvre, y Graduada en Historia por la Universidad Complutense. Con experiencia profesional en diferentes museos e instituciones culturales, conoce de primera mano los procesos selectivos para los Museos Estatales españoles. Archives
October 2022
Categories
All
|