A lo largo de esta Serie #Opomuseos hemos aportado consejos acerca de la vida del opositor, de lo que es en realidad el trabajo en los Museos Estatales, de los distintos perfiles y su proceso selectivo, y de las academias y preparadores. Ahora bien, hay una serie de consideraciones prácticas que surgen a lo largo del proceso, y que queremos compartir con vosotros, a través de los consejos que han ido aportando experimentados opositores a Museos. Algunos de ellos se refieren a lo que supone una oposición en general, y otros son específicos del proceso de museos, que tiene sus particularidades. En primer lugar, no os decimos nada nuevo si recordamos la importancia de dedicar algo de tiempo a hacer alguna actividad que no sea estudiar, sobre todo de deporte, aunque sea caminar a paso rápido. Aquí cabe cualquier cosa que implique no estar sentado en una silla: nadar, bailar, pilates, zumba, bicicleta, incluso golf. Lo que más te apetezca y más fácil te resulte, o lo que menos pereza te dé, según tu afán deportivo. Pero hazte con una rutina destinada a ejercitar el cuerpo, porque no se puede ejercitar sólo el cerebro. Ya lo decían los clásicos, mens sana in corpore sano. Conocemos todas las excusas, pero de veras que no sólo es beneficioso, sino necesario, porque si no estás sano, da igual cuántas horas estudies, que desde un hospital no vas a aprobar. Lo cual es extensivo a la ineludible necesidad de sueño, una alimentación decente, y costumbres más o menos saludables. Lo lamentamos si eres muy de salir de parranda, pero eso de la borrachera habitual no es bueno para el estudio, por razones evidentes... Al final, se trata de guardar un equilibrio, saber que no eres un robot, sino un ser humano, y que tenemos ciertas limitaciones, tanto por exceso como por defecto. Y, como además de mente y cuerpo, también tenemos un corazoncito, os aconsejamos que no dejéis abandonado este aspecto: alimentad el alma. Todo lo que contribuya al crecimiento del espíritu es bueno: meditación, mindfullness, oración, contemplación de la belleza, o simplemente unos minutos en silencio o un diario. Cada uno sabe dónde tiene sus creencias y valores, y no se deben dejar de lado porque uno oposite, más bien al contrario, porque es lo que va a suponer un apoyo sólido en los momentos difíciles. Y, aunque ya hemos hablado de ello anteriormente, añadiremos que es muy importante cuidar también a las personas que más queremos, los imprescindibles. Esto en cuanto a la vida en general. Ahora, hay ciertas cosas que son propias de nuestra oposición y que creemos que es conveniente conocer desde el principio, y no esperar a que se te presente la necesidad de hacerlo, o peor, que te des cuenta de que ya no tienes tiempo para ello. En primer lugar, como no se trata tan sólo de "escupir" unos temas, sino que hay que estar muy al día del panorama museístico y patrimonial (puesto que es posible que te pidan ejemplos, casos concretos, o incluso tu opinión sobre ciertas cuestiones), te aconsejamos que vayas elaborando un archivo con las noticias y recortes de prensa relativas al ámbito cultural. Como es posible que al cabo del tiempo acumules bastantes, te recomendamos que uses un sistema adecuado, para lo que hay algunas apps que te pueden servir, como Evernote, por ejemplo. Como los temas serán muy amplios, y luego querrás encontrarlo rápidamente, es bueno que etiquetes cada noticia con varios conceptos a los que se refiere (políticas culturales, financiación, investigación arqueológica, debate...). La clave es encontrar un sistema que te permita acceder fácilmente cuando lo busques. Algo parecido sucede con las imágenes. La mayor parte del temario incluye referencias a piezas u objetos concretos, por lo que es imprescindible que elabores un buen archivo, en relación a cada tema. Porque al final serán tantas, que tendrás que tenerlas bien accesibles. En esto las opciones son muy amplias: carpetas de archivos en ordenador, presentaciones de Power Point... A nosotros nos gusta especialmente la opción de crear álbumes en Pinterest, porque te permite crear subtableros, añadir textos (a modo de cartela, con los datos básicos), y tenerlos siempre a mano. El caso es que puedas recurrir a estos archivos para construir una rica memoria visual, que será fundamental si tienes que hacer una prueba de catalogación. Por supuesto, como banco de imágenes hay unos cuantos sitios que se van a convertir en tus mejores amigos: Cer.es y Europeana son fundamentales, además de las páginas web de los museos. Y, sea cual sea la escala a la que te presentas, no puedes olvidar dónde vas a trabajar: visita todos los museos que puedas. Para empezar, será una manera más divertida de aprender, y de conocer de primera mano qué es lo que se espera de ti. Y además, por lo general, el conocimiento generado a través de experiencias es más estable y duradero, por lo que será un apoyo a tu estudio, ayudando a crear esa memoria visual de la que hablábamos. Otra forma de complementar el estudio es asistiendo a cursos, conferencias, visitas guiadas... Todo lo que esté relacionado con el temario, ayuda. Supone un tiempo extra, pero en la actualidad hay mucho contenido online, lo que facilita mucho las cosas. Y hablando de Internet y sus maravillas, hay una serie de recursos que te facilitarán la vida a la hora de resolver posibles dudas, aunque hay muchos más de los que nosotros recogemos aquí. Para el bloque de Legislación, recomendamos el Diccionario Jurídico de Cultura, y para todo lo relacionado con los conceptos de Patrimonio, los Tesauros del Patrimonio Cultural de España son muy recomendables. Éstas son sólo alguna de las recomendaciones prácticas que pensamos que pueden ser útiles para facilitar la vida y estudio de quien decida opositar a Museos. Si tenéis alguna otra duda que os corroe el alma, nuestro buzón de correo electrónico está siempre abierto y disponible. Y, recuerda, cada maestrillo tiene su librillo, así que al final cada uno encuentra su modo de llegar al final del camino.
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Muy bien, ya sabes que quieres opositar a museos, y a qué escala vas a optar. Ahora viene la inevitable pregunta. Bueno, más bien preguntas, en plural. ¿Me apunto a una academia? ¿Busco un temario para ir por mi cuenta? ¿Me vendrá bien un preparador? ¿Merecerá la pena? ¿Y a quén acudo? Y, la verdad, sólo hay una respuesta que podamos darte. Lo del preparador es como lo del confesor: el que le ayuda a uno, a otro le resulta insoportable. Sabemos que esto no te soluciona nada. Pero es que es la verdad. No todos tenemos las mismas circunstancias, la misma forma de estudiar, la misma manera de enfocar los temas, ni afrontamos igual la presión y la incertidumbre de una oposición. De manera que, el primer consejo que podemos darte es que te autoexamines, y veas si necesitas alguien que te marque los ritmos de estudio, o si, por el contrario, prefieres organizarte a tu manera. Es un primer paso para ayudarte a saber si de verdad necesitas un preparador. Al margen de esto, hay una serie de cosas que influyen en esta decisión, que iremos abordando a continuación. En primer lugar, salvo que tengas formación en Derecho, y te guste bucear en las diferentes normas que se incluyen en el temario, o tengas facilidad para estas cuestiones, necesitarás un temario "prefabricado" del bloque de Legislación. Alguno habrá que haya hecho sus propios temas, pero yo no lo conozco. Puedes pedírselo a alguien, si tienes la oportunidad, pero lo habitual es acudir a un preparador específico para esta sección del temario, porque, por lo general, a los historiadores del arte nos cuesta mucho llegar a dominarla, al menos al principio. Si tienes algún familiar o amigo que te desmenuce la Ley de Contratos del Sector Público, fetén, pero si no, plantéate buscar apoyo para esto. Otra cuestión es, en cambio, el resto del temario. Has de saber que los preparadores de Museología y Patrimonio no son los mismos que los de Legislación. En la mayoría de academias tienen profesores para ambas partes, pero el que realmente guía al opositor, el que le sigue paso a paso, es el de estas dos cuestiones. Y, salvo excepciones, no te van a dar el temario hecho, sino un guión para que seas tú quien busque la información y construyas tus propios temas. Esto, naturalmente, lleva muchísimo tiempo, pero se supone que así los temas son personales y "únicos". A la larga, todos los temas se parecen, porque no hay tantas academias y preparadores, pero es un poco la excusa. La clave es encontrar a alguien que te proporcione un esquema con amplia bibliografía especificada para cada cuestión, y que te ayude a discriminar lo importante de lo secundario. Sobre todo porque habrá temas de los que no tengas ni la más mínima idea, a los que te enfrentarás por primera vez en tu vida. Y, salvo que te guíen bien, perderás mucho tiempo intentando establecer una base para poder abarcarlo todo, y luego tratando de decidir qué incluyes y que obvias. El principal objetivo de acudir a un preparador, es, por tanto, obtener un temario actualizado, y aprender las técnicas correspondientes de cada examen, especialmente en el caso del ejercicio oral de Conservadores. Por tanto, podría ser una buena opción para comenzar, ya que te orientan y te introducen en este mundillo. Otra de las ventajas es que te ayudan a mantener un ritmo constante de estudio.Pero, ojo, esto del ritmo impuesto desde fuera no es bueno para todo el mundo, especialmente si el preparador no se adapta un poco a las circunstancias de cada uno. Porque no tiene sentido que te pidan un nivel muy alto al que nunca vas a llegar, porque compaginas la oposición con un trabajo, porque tienes hijos, o por cualquier otra cuestión, que son infinitas. Por ello, no pienses que la exigencia es un aliciente. Debes buscar alguien que te ayude, pero sin ponerte metas inalcanzables, lo que no tiene otro final que el desánimo y la frustración. Porque, además, por lo general, las academias se organizan en grupos, y aunque ya dijimos que no hay que compararse nunca con los demás, sabemos que no es nada fácil. Hay modalidades de clases muy variadas: presenciales, online, semanales, quincenales... Ahí, como siempre, cada uno elegirá la que más le convenga. Pero, sea como sea, para que te merezcan la pena el esfuerzo y la inversión económica, la academia debe ayudarte a progresar. Eres tú el que aprobará o no, pero el preparador puede ser un trampolín, o, por el contrario, un lastre. Si se limitan a decirte que tu tema "no está completo", pero no te orientan sobre medios concretos para mejorarlo, o que "está bien" porque cumple la plantilla, pero no ven dónde están tus carencias y qué necesitas, tú personalmente, para mejorar... no te sirve para nada. Es el momento de cambiar de preparador (pasa más de lo que piensas), o de seguir por tu cuenta (también relativamente frecuente). En resumen: no es obligatorio ir a una academia ni tener un preparador. En el caso de Legislación es muy aconsejable, pero si tienes otros medios para llegar al mismo fin, también vale. Y, si empiezas un poco pez, puede ayudarte ir también a una academia para la otra parte del temario. Pero, insistimos, sólo si te conviene y encuentras a quien te ayude de verdad. Y añadimos también que, cuando ya lleves tiempo preparando, y ya tengas los temas y el ritmo de estudio logrado, puedes estudiar por libre, especialmente durante los periodos que no hay convocatoria en curso y no se saben las fechas de examen, que son los más largos. Y, si te sientes más seguro, volver al preparador de cara al examen. O, incluso, preparar de manera independiente y apuntarte a los cursos intensivos que ofrecen algunas academias, y que son muy útiles para ponerse al día cuando llevas tiempo con esto, y también para hacer el "experimento" cuando estás empezando. Como es natural, no podemos recomendaros ninguna academia ni preparador en concreto. En primer lugar, porque no queremos hacer publicidad de nadie, sino ser independientes. Y además, porque iría en contra de lo que os hemos dicho de que cada uno debe encontrar, en este sentido, la horma de su zapato. ¿Solución? Busca algún amigo o conocido que esté relacionado con la cuestión, que conozca un poco tu modo de trabajo, y que te pueda orientar de forma lo más personalizada posible. Si no conoces a nadie del mundo "oposicionil", puedes recurrir a un profesor de la carrera, compañero de trabajo, o similar. Pero no te aconsejamos que vayas al primero que encuentres, y menos sin informarte muy bien de cómo trabajan, porque, como es lógico, querrán que te apuntes a sus clases. Con todo esto, queremos decir que no pienses que no lo vas a conseguir si no haces lo mismo que los demás. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, este camino es tuyo, y sólo tú puedes ir poniendo las baldosas. Has decidido que quieres trabajar en un museo, y has descubierto que, salvo oportunidades excepcionales, una oposición es el camino para lograrlo. Y, si estás dispuesto a pagar el precio con respecto a tu vida personal, empezarás a informarte sobre los procesos selectivos. De forma general, hay dos grandes bloques de oposiciones a museos en España: los autonómicos y los estatales. Como nos recuerda una de nuestras compañeras, lo habitual es escoger la segunda, por una razón fundamental: hay muchas más plazas. Para que os hagáis una idea, en la última convocatoria de la Comunidad Autónoma de Madrid, sólo había una vacante. La ventaja de una convocatoria autonómica es, por el contrario, que no implica movilidad, si vives en ella, lo cual puede ser un factor decisivo para muchas personas, según sus circunstancias. Mencionaremos también que hay museos de ámbito local, pero en este caso la variedad es tal, que, si te interesan las instituciones de un Ayuntamiento en concreto, lo mejor es que consultes en él directamente. En nuestro caso, nos centraremos en las posibilidades que ofrecen las oposiciones a los Museos Estatales, puesto que es la opción escogida por la mayoría, en la que tenemos más experiencia, y sobre la que hemos recibido más consejos de nuestros compañeros de profesión. Nos llevará una buena extensión de texto ¡toma nota! Así, diremos que hay tres opciones de escala, cada una con su proceso selectivo específico: Auxiliares, Ayudantes y Conservadores. Los motivos que nos pueden llevar a decidirnos por uno de ellos, o por combinar distintas opciones, son de lo más variado: el tiempo del que dispongas, tus circunstancias familiares y personales, el estado de tus finanzas... Es cierto que lo habitual es "probar suerte" en todas, si bien uno suele centrarse en preparar un proceso de manera más intensa, puesto que los requisitos no son los mismos, como veremos a continuación, gracias al excelente resumen que nos hizo una querida compañera opositora.
El proceso selectivo de libre acceso consta de dos exámenes. El primero es un test, con 100 preguntas sobre Legislación, Historia Cultural y temario específico de Museos. Este primer ejercicio lo aprueban, como media, unas 40 personas. El segundo ejercicio de la oposición es de tipo práctico, con cuestiones relacionadas con gestión de bases de datos, los movimientos de fondos museográficos, y el control de las instalaciones expositivas. Este ejercicio se lee después ante el tribunal, que puede hacer preguntas al opositor. Por tanto, para ser Auxiliar, para decirlo de forma muy general, tendrás que memorizar un montón de datos muy concretos (el número de piezas donadas por Picasso al Museo Nacional de Cerámica González Martí, por ejemplo), y saber muy bien cómo funciona un museo en sus entresijos. La ventaja de esta escala es el que el temario es relativamente reducido, pero, eso sí, hay que sabérselo al dedillo, porque no se deja lugar a la elaboración de argumentos, como sí ocurre en otros exámenes. Y, estadísticamente, es difícil pasar el primer ejercicio. Por eso, lo habitual es presentarse al examen, por si acaso, pero no prepararlo de manera exclusiva, sino en combinación con Ayudantes o Conservadores.
El proceso tiene tres ejercicios, todos ellos de desarrollo escrito y posteriormente leídos ante el tribunal, que podrá hacerte preguntas. El primero consiste en exponer temas completos de la parte de Legislación y de Específicos (1 y 3, respectivamente). Es el grueso del temario, y es uno de los exámenes más largos y agotadores, y no es fácil aprobar. Este año, de los 1000 presentados, sólo 150 pasaron al segundo. El segundo examen consiste en una traducción directa (con diccionario) de un idioma (inglés, francés, italiano, portugués o alemán) al castellano. El texto suele tratar de algo relacionado con el temario cultural, pero puede ser también de contenido legislativo. Parece sencillo, pero hay que manejar bien los tiempos, y tener fluidez en los dos idiomas, es una técnica que hay que dominar. En la convocatoria actual aprobaron 90 personas. Finalmente, el tercer ejercicio tiene dos partes: la catalogación de piezas y el práctico. La primera consiste en la identificación de una pieza museográfica (no necesariamente procedente de los museos estatales, ni siquiera nacionales) relacionada con el bloque de Específicos. Hay que aportar toda la información posible: autor, fecha, materia, técnicas, contexto cultural, función, procedencia... Apuntamos también que, si bien hay una regla no escrita de que en Ayudantes no se exige la catalogación razonada (que es como un comentario histórico-artístico-cultural en profundidad), ha habido ocasiones en que los tribunales no han seguido esta norma no oficial. Y la segunda parte del tercer ejercicio: el práctico. Aquí te pueden preguntar casi cualquier cosa, desde algo relativo al patrimonio que aparece en la Constitución o en cualquier otra norma del temario legislativo, hasta las medidas que debe tener el embalaje para determinada pieza, o cómo se hace un informe de compra, préstamo, o de cualquier otro proceso que se lleve a cabo en un museo. En cuanto a Ayudantes, hemos de advertir algunas cuestiones. Si bien el temario es menor que en Conservadores, en realidad muchos temas son el resultado de la fusión de dos, que en Conservadores figuran de forma separada. Con lo cual es un poco "trampa": no se puede contar todo con la misma extensión que en Conservadores, pero tampoco se puede dejar de estudiar esa materia. De modo, que en realidad, en cuanto a número de temas, son muy parecidos, y, aunque se plantean de forma diferente, es habitual compaginar ambos procesos. Pero, ojo, ir a por todas y preparar Conservadores no quiere decir aprobar Ayudantes, ni mucho menos.
Este proceso tiene 4 ejercicios, tres de desarrollo por escrito y posteriormente defendidos, y uno oral, ante el tribunal y con posibilidad de preguntas. El primero tiene dos partes muy claras: la de Legislación (se desarrolla un tema) y la de composición. Éste último para unos es una bendición, y para otros una pesadilla, puesto que hay que construir un tema propio a partir de un enunciado propuesto por el tribunal, que puede ser de lo más genérico o tan específico como uno pueda imaginar. A veces incluso una de las opciones incluye un comentario de texto. Se supone que la base para realizar el tema es el bloque de Museología y el de Estructura Sociocultural, pero al final, para diferenciar tu tema, deberás recurrir a todos los conocimientos y experiencias que puedas. El problema con este ejercicio es que no hay un baremo claro, y hay que guardar un equilibrio entre la originalidad y unos argumentos bien expuestos, y una redacción impecable. Este año, pasaron al siguiente ejercicio unas 300 personas. El segundo ejercicio de Conservadores es el de idioma. Incluye la traducción directa, igual que en Ayudantes, pero añade también un resumen de un texto del idioma correspondiente, escrito en castellano por el opositor. El principal problema de este ejercicio es, además del dominio del idioma y la técnica, la extensión del texto de resumen propuesto por el tribunal. Porque si bien en la traducción el objetivo es llegar hasta donde puedas en una hora, en el resumen has de leer el texto entero para luego poder resumirlo. Y este año el tribunal propuso un texto de cerca de 30 páginas, más del doble de lo habitual. El tercer ejercicio es el gran obstáculo para aprobar Conservadores. Consiste en la exposición oral (el llamado "cante" de 4 temas, tres de Específicos, y 1 de Museología (si, no liberas temario hasta el final, efectivamente...). Se hacen esquemas de las bolas de los temas que te han tocado (eliges 1 entre 2 de cada parte, de los tipos de patrimonio mencionados), en 20 minutos. Y luego, 15 minutos hablando de cada tema, apoyándote en tu esquemita. No tienes tiempo para pensar, recordar, ni corregir lo que has dicho, por lo que debes dominar los temas como si fueran el relato de tu propia vida, y la técnica del cante como si nunca hubieras hecho otra cosa. Hay gente que lo lleva muy bien, y exponen con una naturalidad pasmosa, pero lo normal es que los nervios te hagan pasar uno de los peores ratos de tu vida. Y, cuando hayas acabado, el tribunal podrá hacerte preguntas. Si apruebas este examen, no abandones, aunque suspendas el siguiente, porque, en serio, es una de las cosas más difíciles que habrás logrado. Finalmente, el último examen es parecido al tercero de Ayudantes: catalogación y práctico. Otra vez vuelven a preguntarte sobre Legislación, Museología y Específicos, pero de otra manera. En este caso, el abanico de piezas y cuestiones que te pueden preguntar es más amplio, y sí es exigible la famosa catalogación razonada. La media de tiempo empleado para aprobar cualquiera de estos procesos es de dos a cuatro convocatorias,que, como ya hemos apuntado en otras ocasiones, no coinciden con los años naturales, sino que cada una lleva más o menos un año y medio, más los tiempos entre una y otra. Es decir, que lo normal no es aprobarlo a la primera. No decimos esto para desanimar a nadie, sino para que seamos conscientes de lo que hay, y evitar futuras frustraciones y abandonos. Pero, si lo consigues a la primera, ¡enhorabuena, y dinos cómo lo has hecho! Por otro lado, las funciones específicas de las Escalas, y el sueldo de cada una de ellas están establecidas, y las podéis consultar aquí. Pero, en la práctica, la carga de trabajo, y lo que dé de si la remuneración, dependerá del destino final que te toque. Porque no es lo mismo ser, por ejemplo, Ayudante en un museo de tamaño pequeño como el del Romanticismo, que en una institución tan grande como Patrimonio Nacional, o trabajar directamente en el Ministerio. Ni cunden lo mismo mil euros en Madrid que en Cádiz, lo sabemos todos. Son realidades con las que hay que contar, y que hacen que, en el fondo, ni el sueldo ni el destino final sean controlables, por lo que no suelen ser un factor determinante al escoger escala. Porque a lo mejor vives mejor siendo Auxiliar en Cartagena que Ayudante en Toledo, por ejemplo. En cualquier caso, decidas lo que decidas, tanto si te inclinas por ir a por todas como centrarte sólo en uno, has de saber una cosa: no hay un proceso más difícil que otro, cada uno tiene su perfil, y los obstáculos suelen proceder de las circunstancias ajenas al proceso en sí (tiempo, familia, dinero, etc). Por otra parte, no penséis que preparar Conservadores garantiza un aprobado en el resto de escalas, porque los tribunales no piden lo mismo en todas, y no es sólo cuestión de "añadir más temas" al estudio. Además, hemos de recordar que lo normal no es aprobar a la primera, por lo que siempre existe la posibilidad de ampliar objetivos conforme se va avanzando, o viceversa. Y, por supuesto, está también la opción de, una vez aprobado un proceso, presentarse después a las plazas ofertadas en promoción interna, una vez ya se forma parte de la Administración. Por todo ello, nuestro consejo es que sopeses bien tus opciones reales de estudio y preparación, teniendo en cuenta los factores que ya mencionamos en nuestro artículo anterior, y las consabidas circunstancias personales, para no quedarte corto de esfuerzo, pero tampoco frustrarte, lo que no lleva a buen puerto. Y dicho esto, tenemos un mensaje muy importante: si no lo intentas, nunca sabrás si puedes lograrlo. Ahí lo dejamos. |
AutorTeresa Viada Gálvez, Licenciada en Historia del Arte por la École du Louvre, y Graduada en Historia por la Universidad Complutense. Con experiencia profesional en diferentes museos e instituciones culturales, conoce de primera mano los procesos selectivos para los Museos Estatales españoles. Archives
October 2022
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