Como humanistas que somos, en Winckelmann & Asociados nos encanta el latín. Y dado que una parte esencial de nuestra labor es la defensa de nuestra amada profesión, hemos escogido un término latino para ilustrar lo que venimos a contar en este artículo, con el que esperamos, al menos, iniciar el debate. En este caso, lo que nos ha inspirado es un proyecto que conocemos desde hace tiempo, ya que, de hecho, siempre nos ha parecido que en España necesitamos algo parecido. Estamos hablando del Museums Advocacy Day, una iniciativa puesta en marcha por la American Alliance of Museums. El objetivo de esta celebración es reunir y preparar a los profesionales de los museos de Estados Unidos, para lograr una mejora de la realidad de estas instituciones a todos los niveles, presentando sus demandas ante el Congreso. Cada país tiene sus realidades y su estructura administrativa concreta, pero estamos convencidos de que un modelo similar es exportable a muchos lugares. En el caso de España, el entramado museístico está compuesto fundamentalmente por museos públicos, a diferencia de los museos americanos, que son en su mayoría privados. No vamos a entrar en las ventajas e inconvenientes de ambos sistemas, pero sí mencionaremos que, obviamente, el modo de establecer esta labor de "abogacía" deberá adaptarse a la situación concreta. Porque, regresando al latín, advocare (de donde procede el término Advocacy al que hemos aludido) significa precisamente lo que hace esta organización americana, ad-vocare, "llamar hacia" reclamar a un funcionario superior para que defienda el caso propio ante las instituciones de justicia. Y, en nuestra opinión, está muy claro que nuestros museos (tanto los públicos como los privados) necesitan un defensor. A nivel público, los presupuestos que se destinan a estas instituciones no alcanzan para garantizar siquiera un servicio mínimo adecuado (léanse las últimas noticias al respecto). Los funcionarios del Ministerio de Cultura, en el que se inscriben los principales museos españoles, son los peor pagados y peor recompensados de la Administración estatal, propiciando así una verdadera diáspora de grandes profesionales hacia otros sectores. Y ojo, que en estos casos, el desprecio no procede del Ministerio del ramo, sino de Función Pública, que desconoce la realidad y la importancia de estas instituciones, a pesar de emplear la cultura como arma publicitaria cuando es menester... Y por otro lado, a nivel social, los museos están insertos en la resbaladiza red del turismo cultural, apreciados en la medida que sean gratis o casi, en ocasiones relegados a mero pasatiempo en tardes de lluvia. Se espera todo de ellos (que cuesten poco, que ofrezcan muchas actividades, que organicen grandes exposiciones, que sean organizadores de eventos...), pero se les ofrece muy poco (financiación exigua, desconocimiento de sus problemas y de la realidad de su trabajo, una corta proyección profesional, escasa valoración social de las carreras y profesiones del museo...). Estas son sólo algunas de las dificultades a las que se enfrentan nuestras museos. Es cierto que todo se suple con la buena voluntad y el esfuerzo de tantas personas que trabajan directa o indirectamente en ellos, y que aman su profesión y nuestro patrimonio cultural. También es verdad que hay grandes mecenas, conocidos y anónimos, que aportan lo mejor de sí (y no nos referimos sólo al apoyo económico) para que los museos españoles puedan seguir ofreciendo su riqueza a la sociedad. Sin embargo, creemos que no es justo, ni positivo, que las instituciones, las administraciones, las empresas, y todas aquellas entidades que tienen un papel importante en la vida del país, así como la sociedad en general, continúen cerrando los ojos ante estas carencias, que nos perjudican a todos. No sabemos si un "Día de la Abogacía de los Museos" sería un proyecto viable en España, o siquiera si podemos reclamar algo ante el Congreso de los Diputados. Pero sí creemos que alguna manera habrá de formar a nuestros profesionales de museos, y a las personas que trabajan con ellos, para poder cambiar las tornas. Necesitamos esa concienciación por parte de todos, para poder llegar hasta los últimos niveles gubernamentales, y fomentar la protección de nuestros museos e instituciones culturales. ¿Alguna idea?
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AutorTeresa Viada Gálvez, Licenciada en Historia del Arte por la École du Louvre, y Graduada en Historia por la Universidad Complutense. Con experiencia profesional en diferentes museos e instituciones culturales, conoce de primera mano los procesos selectivos para los Museos Estatales españoles. Archives
October 2022
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